Galbraith y Yunus – Fragmentos de mi libro (J. Lentini)

Del libro “CAPITALISMO ETICO”

JOHN KENNETH GALBRAITH.

Aunque a primera vista parezca ajeno a este libro, quiero compartir parte de la historia intelectual de John Kenneth Galbraith y explicar cómo fue silenciado por colegas que solo perseguían la máxima ganancia de sus inversiones, apoyados por los grandes medios de comunicación concentrados que dominan el mundo.

En la práctica, conviven dos formas de capitalismo.
Por un lado, un capitalismo social y ético, representado por las ideas de Galbraith, que pone el foco en el bienestar colectivo.
Por el otro, un capitalismo liberal, encarnado en economistas como Milton Friedman, cuyo único interés es el poder y la maximización de las ganancias.

La realidad argentina me llevó a estudiar la vida y la obra de Galbraith, porque lo que él defendió a lo largo de su extensa y fructífera carrera resulta plenamente aplicable a la situación actual de nuestro país.
No olvidemos que fue el economista preferido del presidente John F. Kennedy, aunque las presiones del poder real en las sombras de Estados Unidos lo mantuvieron alejado del gobierno, destinándolo finalmente al cargo de embajador en la India.

Galbraith concebía la economía como una disciplina subordinada a la ética, regulada por las normas morales que guían la conducta humana. En todo análisis sobre el comportamiento de las personas, la ética ocupa un lugar central.

Su formación estuvo profundamente influenciada por el sociólogo y economista alemán Max Weber, autor de la obra clásica La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904-1905). En ella, Weber se propuso indagar por qué ciertos fenómenos culturales surgieron exclusivamente en Occidente y marcaron una trayectoria evolutiva de alcance universal.
Entre esos fenómenos se encuentran la música armónica racional, el contrapunto y, sobre todo, el capitalismo.

Weber descartó definir el capitalismo como mera búsqueda de lucro o codicia. A su juicio, esas inclinaciones no son exclusivas de este sistema económico. Por el contrario, consideraba que el capitalismo es una moderación racional de ese impulso irracional presente en todas las sociedades y épocas.
Lo identificaba, más bien, con la aspiración a una ganancia obtenida mediante un trabajo capitalista constante y racional: una rentabilidad que se renueva de manera permanente.

Siguiendo a Weber, Galbraith admitía que, dentro de un orden económico capitalista, todo esfuerzo individual que no esté guiado por la probabilidad de obtener una ganancia continua está condenado al fracaso.

Entre sus numerosos libros y artículos, dos resultan especialmente valiosos para comprender la Argentina actual:

En estas obras, Galbraith inició un intenso y crítico contrapunto con sus rivales, los economistas liberales.

MUHAMMAD YUNUS.

Siguiendo su honradez intelectual, un profesor bangladesí radicado en Estados Unidos decidió poner a prueba las ideas de Galbraith. Distribuyó cinco dólares en monedas de 25 centavos entre personas en situación de extrema pobreza, para observar cómo reaccionaban ante un microcrédito tan pequeño.
Ese profesor era Muhammad Yunus, quien en 2006 recibió el Premio Nobel de la Paz. Muchos consideran que su aporte corresponde más al ámbito de la economía, pero el comité decidió reconocerlo por su impacto social.

En 1974, Yunus regresó a Bangladesh y, en las aldeas periféricas de Dacca, comenzó a experimentar con la creación de un banco para los pobres. Su idea era simple y revolucionaria: otorgar pequeños préstamos sin exigir garantías materiales ni personales. La política del banco se mantiene igual hasta hoy y ha otorgado cientos de millones de microcréditos por miles de millones de dólares, con una tasa de mora de apenas 3 %.

Tanto Galbraith como Yunus derribaron de un golpe la concepción académica del capitalismo liberal tradicional.

Microcréditos y empresas sociales

Además de los microcréditos para combatir la pobreza extrema, Yunus impulsó desde 2007 la creación de Empresas Sociales. Su premisa es que el ser humano, aun en la humildad, es sujeto de crédito, siempre que en su escala de valores la ética incluya la obligación moral de devolver lo recibido.

En 2006, junto con el directorio de Danone, Yunus fundó la primera empresa social alimentaria de Bangladesh. Este modelo asocia a los capitalistas (Danone) con los trabajadores, quienes además de su salario reciben dividendos por su participación en el capital social. En esencia, se trata de una redistribución justa de los beneficios entre quienes los generan.

Con el tiempo, otras compañías internacionales —como Telecom, Adidas, BASF, Intel y Veolia Water, entre muchas más— se sumaron a este esquema de capitalismo social, al comprender hacia dónde se orienta el capitalismo en los países en desarrollo.

Una propuesta para la Argentina

En la Argentina, adoptar este modelo de empresas sociales sería una vía directa para sacar de la desesperanza a los sectores más humildes. Las utilidades que los trabajadores reciben como socios pueden destinarse, por ejemplo, al pago de créditos hipotecarios para viviendas sociales, sin afectar sus ingresos salariales.

No habrá futuro social si la dirigencia política no entiende que nadie, por sí solo, puede gobernar el descalabro social actual.
Si la clase política continúa con las disputas internas y la falta de visión, corremos el riesgo de repetir una situación semejante a la de la España prefranquista.

Por eso, dirigentes políticos, sindicales, empresariales y sociales deben reflexionar y buscar acuerdos de gobernabilidad compartida durante al menos ocho años, porque esta crisis no se resolverá en menos tiempo. Necesitamos estadistas de la talla de Adolfo Suárez o Leopoldo Calvo-Sotelo, capaces de gobernar incluso en el disenso con fuerzas como el PSOE de Felipe González.

Basta de creerse el ombligo de la patria.

Dos capitalismos, una libertad

Como mencioné antes, a mi entender existen dos capitalismos contrapuestos, pero con un elemento común que los distingue tanto del comunismo como del socialismo estatista: la libertad de elegir. Esa libertad permite a cada persona, con aciertos y errores, construir su propio destino.

  • El capitalismo social, que promueven pensadores como Galbraith y experiencias como la de Yunus, pone la ética en el centro.

  • El capitalismo liberal, en cambio, se basa en obtener la mayor rentabilidad posible sin considerar si la inversión respeta principios éticos.

Esa es la diferencia esencial entre ambos modelos.